No falta el que aconseja: “Déjese querer que eso no duele” y es verdad que no duele, siempre que se tenga la actitud correcta y especialmente amor propio. En la vida las personas pueden ir y venir, pasar de largo, irse apenas llegando, portarse como les nazca, actuar con negligencia, distraerse y olvidar algo importante, sobredimensionar sus sufrimientos, hacerse o creerse la víctima, esconderse en su dolor, culpar de todo a los demás, dramatizar un papel, dar poco y esperar mucho, o asumir responsabilidades que no les corresponde, lo que sea, pero se les puede amar por encima de todas sus imperfecciones. ¿Por qué?, porque tienen aquellas heridas que ya hemos sanado y que por lo mismo podemos ayudar a sanar. Sería más fácil enamorarse del brillo de otra persona, pero es más significativo y gratificante ser una luz en la oscuridad de alguien más.
Mis libros enfocados al despertar espiritual y mi emprendimiento en el ecosistema electrónico de Colombia, además de la obra de mi madre en el ámbito de la educación sexual, a sus órdenes.
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Golpe de consciencia
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