En la época medieval no era posible publicar algo semejante, mi familia ya me hubiera desconocido y retirado los afectos y quizá las autoridades ya me hubieran quemado vivo en la hoguera. Y aunque estoy en la posmodernidad, quizá soy motivo de vergüenza para mis más cercanos y tengo amigos que pensarán que soy muy atrevido y creerán que ando muy perdido por la vida, pero afortunadamente no preciso del anonimato que sí era un imperativo para el magnífico ser humano que ha inspirado esta obra, Baruch Espinoza, quien me ha puesto a recordar y honrar varias celebridades ya trascendidas que cumplieron a cabalidad con su misión y encantado les sigo el paso.
Antes que yo, hay una larga lista de iluminados que han
ayudado a la humanidad a superar el oscurantismo de la edad media y lo que
presento acá será motivo de liberación para quienes están en pleno despertar
espiritual y, por fortuna, a tiempo. “Quien tenga oídos, que escuche”.
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